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Ceshire

Egoísta

Egoísta El calendario mal llevado, me guste o no, me forma el esqueleto, y junto con estos días de septiembre voy perdiendo costillas, ambos húmeros, los dientes. El arquetipo de la prostituta se columpia en mi garganta. Existen tantas formas de prostituirse. Sé que mi ser interior no es negociable y sin embargo... Recibiré octubre feliz pero echa una masa amorfa, esparcida, líquida. El carisma como un demonio gris baila sobre mis pupilas justificándome ¿Don o castigo? Y luego convivir con la máscara sin boca, con el aura que no miente, y el karma que se carga hasta el final de los días. La culpa es como una servilleta desechable, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Y bueno. Tengo que levantarme el ánimo, no perder el entusiasmo. Vivir. Cantar a todo pulmón esa canción de Alanis que a veces logra alegrarme:... "I'm a sinner, I'm a saint, i do not feel the shame"... y esta casa me muerde y a veces es como un castigo. Debo escapar. Buscar del mar, de la naturaleza. Salir de aquí con los ojos limpios de maquillaje y las muñecas hasta el antebrazo de brazaletes con dijes agitanados. Los días libres no son para perpetuar la esclavitud. Pero estoy cansada. Tan cansada que quisiera postrarme boca abajo en la cama y que una mano invisible acunara mis nalgas como las de un niño, y no abrir los ojos hasta dentro de una semana, que no me hable nadie, que necesito estar sóla, meditar, buscar salida a toda esta infelicidad de septiembre.

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