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Ceshire

Queja nocturna fragmentada

Queja nocturna fragmentada La oportunidad es calva
--Refraneo popular

Escribiré que Nimue
contonea sus cabellos
sobre el cinturón de luces
de un país dormido.
Que guiña un ojo y se aleja
transfigurada en un gato de pelaje breve.

Diré que ella huye
aunque sea yo quien no la alcanza.

Que quisiera ser curva y flexible
como una banda elástica.
Reinventar el tiempo
no juntar más los párpados.
Que no cayera la noche
sobre el ocio de mis hombros
ni olvidara la palabra
que caduca en el trajín;
brega de pan y agua
y promesa de jazz nocturno.

Diré en fin lo yo quiera
aunque no le guste a nadie.

NO truncaré mi voz.
NO haré concesiones.
El arte se expulsa y huye
como los cuervos de Van Gogh;
el que lo pintaba todo,
el de los pastizales.
Que no termine yo dando
loas al discurso estético
que no termine rimando
villancicos de Rimbaud.

Suena el reloj y dan las doce
sobre mi reloj de plástico.
Nimue de los ojos niños
se enrosca sobre mi cuello
Estrés de las horas cortas;
nostalgia del tiempo perdido
en los nudos de Rio Piedras.

Diré que el jazz se vuelve pesado
como ruido de domingo.
No me importa si se entiende;
no me importa si entendió.
Me entiendo yo y eso basta;
me entiendo yo y quedo limpia
de subterraneos interiores,
y pájaros descocados.
Que hasta exorcisar estas líneas
me cuesta un centavo de dólar,
que hasta decir coño y quiero
me cuesta una mano transparente,
esperando, siempre esperando, qué, no lo sé.

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