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Ceshire

Laureles

Laureles

La verdad soy sola
y sin ser a veces
mi voz de filoygrana
me puede.
La ilusión impide ver
el relleno de confeti,
las bolas de celofán,
la niña con la toquilla,
interpretando sabandijas.
Atenas se cose los labios:
develar es entretenimiento
exclusivamente humano.
Una niña hace acrobacias,
el cable es largo, no hay malla;
sólo yo conozco el enemigo
que habita en su ADN.
Conjuro a Niké y aparece
un par de tenis de correr.
La vida entera se compendia
en competir y vencer.

Nunca he entendido nada, por ejemplo:
¿por qué hay sangre en los laureles?


2 comentarios

Sandra -

Entendiste muy bien quien es el enemigo, Pedro, me alegra.
Por lo general entiendo tus besos, aunque a veces.
Te abrazo para evitar las confusiones...

Pedro (Glup) -

Es de los otros. Para conseguir laureles hay que pisar muchas cabezas. Tus poemas son bellos, diáfanos, cargados de imágenes y reflejos. Y se entienden. ¿Entiendes tú este beso?