Sobre el gato de Ceshire y Alicia
Para Mon
El gato sonrió al verla. Parece de buena naturaleza, pensó Alicia. De todos modos tenía unos colmillos largísimos y demasiados dientes. Así que Alicia pensó que debía tratar al gato con respeto.
-Ceshire puss...
Comenzó a decir Alicia tímidamente pues no sabía si el nombre le iba a gustar. La sonrisa del gato se hizo más amplia.
-Me podrías decir qué camino tomar.
-Eso depende de a dónde quieras llegar. -dijo el gato.
-No me importa mucho a donde llegue. -dijo Alicia.
-Entonces realmente no importa mucho a donde vayas. -dijo el gato.
-Siempre y cuando llegue a algún lado. -explicó Alicia.
-Oh, de seguro llegarás a algún lado.
Alicia sintió que eso no podía ser debatido, así que trató con otra pregunta.
-¿Qué tipo de gente vive por aquí?
-En esa dirección vive un sombrerero, y en esa otra, una liebre. Visita a cualquiera de los dos, ambos están locos.
-Pero yo no quiero estar entre locos -explicó Alicia.
-Oh, no puedes evitarlo, todos aquí estamos locos. Yo estoy loco, tú estás loca.
-¿Cómo sabes que estoy loca?
-Debes estarlo o no estarías aquí.
Alicia pensó que eso lo probaba todo, pero prosiguió:
-¿Y cómo sabes que estás loco?
-Para empezar, los perros no están locos. ¿Me concedes eso?
-Supongo que sí -dijo Alicia.
-Bueno, entonces verás, los perros gruñen cuando están molestos y mueven la cola cuando están contentos. Ahora, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy molesto. Entonces, debo estar loco.
...
Alicia en el país de las maravillas, capítulo seis