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Ceshire

Citas

Sobre el gato de Ceshire y Alicia

Sobre el gato de Ceshire y Alicia

Para Mon

El gato sonrió al verla. Parece de buena naturaleza, pensó Alicia. De todos modos tenía unos colmillos largísimos y demasiados dientes. Así que Alicia pensó que debía tratar al gato con respeto.
-Ceshire puss...
Comenzó a decir Alicia tímidamente pues no sabía si el nombre le iba a gustar. La sonrisa del gato se hizo más amplia.
-Me podrías decir qué camino tomar.
-Eso depende de a dónde quieras llegar. -dijo el gato.
-No me importa mucho a donde llegue. -dijo Alicia.
-Entonces realmente no importa mucho a donde vayas. -dijo el gato.
-Siempre y cuando llegue a algún lado. -explicó Alicia.
-Oh, de seguro llegarás a algún lado.
Alicia sintió que eso no podía ser debatido, así que trató con otra pregunta.
-¿Qué tipo de gente vive por aquí?
-En esa dirección vive un sombrerero, y en esa otra, una liebre. Visita a cualquiera de los dos, ambos están locos.
-Pero yo no quiero estar entre locos -explicó Alicia.
-Oh, no puedes evitarlo, todos aquí estamos locos. Yo estoy loco, tú estás loca.
-¿Cómo sabes que estoy loca?
-Debes estarlo o no estarías aquí.
Alicia pensó que eso lo probaba todo, pero prosiguió:
-¿Y cómo sabes que estás loco?
-Para empezar, los perros no están locos. ¿Me concedes eso?
-Supongo que sí -dijo Alicia.
-Bueno, entonces verás, los perros gruñen cuando están molestos y mueven la cola cuando están contentos. Ahora, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy molesto. Entonces, debo estar loco.
...

Alicia en el país de las maravillas, capítulo seis

Andrómeda

Andrómeda

De Víctor Valera Mora

En la galaxia de Andrómeda existe
un florido planeta donde los ríos no ahogan el mar
donde fuego y hielo queman las contradicciones
Donde no hay necesidad de regreso
Donde 0 x 0 es más que el infinito
Donde los puntos cardinales son más de cien millones
Norte y Lía Sur y Símbalo Espliego y Araceli
Miguel y Adriana Orfeo y Atabal Cedro y Valkiria
Misterio y Prodigio Neón y Asfalto Rosa Ercilia y Dionisius
Antonio y Elena mis pobres padres Virreyes de Indias
Mi viaje a Europa Este y Adelfa Oeste y Clavicordio
Donde todos viven en éxtasis
Donde nada ni nadie es vil
Donde el sol es anillo y ritual de bodas
donde somos ráfagas de luz y nos desplazamos en silbos
Un planeta limpio y pulido
Donde los enamorados viven en palacios flotantes.
Donde Dios tiene un puesto de revistas mal atendido y mata el tiempo
hablando del pasado con Buda y Mahoma y el Vendedor de verduras
de la esquina y la gente ya los conoce y la gente cuando pasa dice
“esos cuatro vagos son panita burda”
Donde el hijo de Dios y los ángeles del desenfado
beben el aire de las avenidas sobre sus motos trepidantes
Donde no hay academias militares ni policías ni cárceles ni monedas
Donde somos sabios Donde somos buenos
Donde los últimos insidiosos
escaparon por un túnel y cayeron al vacío
Astro paradisíaco armado y defendido
por francotiradores y poetas
Donde la muerte está de capa caída
Donde los hombres son gentiles
Donde las mujeres son ramos de jacintos
de labios y de ojos cambiantes de colores
Un astro moderato cantábile
Donde la noche es vino y alegría hasta el amanecer
Su capital es una ciudad resplandeciente llamada Estefanía
Donde tú tienes señorío Donde eres reina
Ese planeta es mi corazón errante.

RIMA XI

RIMA XI

RIMA XI
Gustavo Adolfo Bécquer

—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.

—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.

—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú!

UN POEMA DE AMOR

UN POEMA DE AMOR

UN POEMA DE AMOR
de Nicolás Guillén(1933-1971)


No sé. Lo ignoro.
Desconozco todo el tiempo que anduve
sin encontrarla nuevamente.
¿Tal vez un siglo? Acaso.
Acaso un poco menos: noventa y nueve años.
¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma,
un tiempo enorme, enorme, enorme.

Al fin, como una rosa súbita,
repentina campánula temblando,
la noticia.
Saber de pronto
que iba a verla otra vez, que la tendría
cerca, tangible, real, como en los sueños.
¡Qué explosión contenida!
¡Qué trueno sordo
rodándome en las venas,
estallando allá arriba
bajo mi sangre, en una
nocturna tempestad!
¿Y el hallazgo, en seguida? ¿Y la manera
de saludarnos, de manera
que nadie comprendiera
que ésa es nuestra propia manera?
Un roce apenas, un contacto eléctrico,
un apretón conspirativo, una mirada,
un palpitar del corazón
gritando, aullando con silenciosa voz.

Después
(ya lo sabéis desde los quince años)
ese aletear de las palabras presas,
palabras de ojos bajos,
penitenciales,
entre testigos enemigos.
Todavía
un amor de «lo amo»,
de «usted», de «bien quisiera,
pero es imposible»... De «no podemos,
no, piénselo usted mejor»...
Es un amor así,
es un amor de abismo en primavera,
cortés, cordial, feliz, fatal.
La despedida, luego,
genérica,,
en el turbión de los amigos.
Verla partir y amarla como nunca;
seguirla con los ojos,
y ya sin ojos seguir viéndola lejos,
allá lejos, y aun seguirla
más lejos todavía,
hecha de noche,
de mordedura, beso, insomnio,
veneno, éxtasis, convulsión,
suspiro, sangre, muerte...
Hecha
de esa sustancia conocida
con que amasamos una estrella.

Dolor

Dolor (Extraído de La metafísica de las almas gemelas)

El "dolor" es ese esfuerzo ascendente a través de la materia, que coloca al hombre a los pies de los logos:

Dolor es seguir la línea de mayor resistencia y por ese medio llegar a la cima de la montaña.

Dolor es la destrucción de la forma y la obtención del fuego interno.

Dolor es el frío de la soledad que conduce al calor del sol central.

Dolor es arder en la hoguera a fin de conocer la frescura del agua de la vida.

Dolor es viajar al país lejano que trae como resultado la bienvenida al hogar del Padre.

Dolor es la ilusión del desconocimiento del Padre que conduce al hijo pródigo, al corazón del Padre.

Dolor es la Cruz de la pérdida completa que trae de retorno las riquezas de la eterna generosidad.

Dolor es el látigo que hostiga al esforzado constructor para llevar la construcción del templo a la completa perfección.

Te acordarás un día

Te acordarás un día Te acordarás un día
de José Angel Buesa

Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía,
porque te quiso tanto que no te lo decía.

Aquel amante loco que era como un amigo
y que se fue con otra para soñar contigo...
Te acordarás un día de aquel extraño amante,
profesor de horas lentas... con alma de estudiante.

Aquel hombre lejano que volvió del olvido
solo para quererte como nadie te ha querido.
Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tu lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.
Viajero silencioso de las noches de estío
que sembraba en la arena su corazón tardío.

Te acordarás un día de aquel hombre lejano,
del que más te ha querido... porque te quiso en vano.
Quizás así de pronto te acordarás un día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.

Tu rosal preferido se secará en el huerto
como para decirte... que aquel hombre se ha muerto.
El andará en la sombra... con su sonrisa triste
y únicamente entonces... sabrás que lo quisiste.

José Ángel Buesa (Cuba)

Poema del loco amor

Poema del loco amor Poema del loco amor
de José Angel Buesa

I

No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, Amor no llega tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.

II

Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene a prisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde
Y ni siquiera entonces el amor llega tarde.

III

No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor

El hombre Imaginario

El hombre Imaginario ***De Nicanor Parra

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario
Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario