Ella
Una mujer me hace grande.
No me riñe, no me prueba.
Como una excepcional báscula
su mirada blanca oscila
armoniza y crea balance.
Vive en todo lo que toco
como un espejo infinito
ella todo lo transforma.
La veo en la melena oscura
en la roja, en la cobriza.
En la mujer madura,
en la joven, en la niña.
Ella es la primera
pero también es la última
Su antiguedad me habla
del riso de lo evidente
del misterio de una rosa
de la edad de las secuoyas.
Una mujer me hace grande
siendo yo tan pequeña.
No me riñe, no me prueba.
Como una excepcional báscula
su mirada blanca oscila
armoniza y crea balance.
Vive en todo lo que toco
como un espejo infinito
ella todo lo transforma.
La veo en la melena oscura
en la roja, en la cobriza.
En la mujer madura,
en la joven, en la niña.
Ella es la primera
pero también es la última
Su antiguedad me habla
del riso de lo evidente
del misterio de una rosa
de la edad de las secuoyas.
Una mujer me hace grande
siendo yo tan pequeña.
2 comentarios
Ceshire -
Gracias por los besos, los recibo encantada.
Pedro -
Una mujer, tú, me tiene colgado de sus intensos poemas.
Una mujer, tú, tiene un blog primoroso que leo y leo con todo el cariño que te tengo, de años ya (y sin embargo sigues siendo una niña tan guapa. No me riñas)
A esa mujer, a ti, envío un beso de viernes, muy grande.