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Los hambrientos

Los hambrientos Septiembre 02 de 2002

Ella se volvió caníbal porqué leyó de un científico que experimentando con anélidos probó la teoría cuántica. Todo lo que existe, lo que existirá y lo que existió está hecho de no-materia: los pensamientos y el conocimiento incluidos. Deepak no era un excéntrico loco después de todo. Y pensándolo y repensándolo se volvió psicótica, pero antes de hacerlo (volverse psicótica), se dedicó, muy a lo Santo Tomás de Aquino, a recrear el experimento, y vio a boca hecha agua que las conclusiones de W. Walton eran ciertas: los gusanos aprendían a través de impulsos eléctricos que no debían reptar hasta el lado con tierra y una vez convertidos en polvo e ingeridos por una segunda generación de anélidos transferían este conocimiento de supervivencia a la nueva generación, que a modo de milagro metafísico no se arrastraba ni por casualidad hacia el lado color tierra del cuadrilátero en donde la generación anterior hubiese recibido terribles choques eléctricos. Nuestros alimentos no sólo nos nutrían fisiológicamente si no que nos dejaban también su historia personal, su conocimiento, nos lo dejaban todo, y recordó que por eso era que los indios Caribes se comían únicamente a las víctimas que se resistían: a los guerreros valerosos: a los que tenían algo bueno que dejarles. !Eran sabios los Caribes! Por eso Silvia se volvió caníbal. De eso hacen hoy siete años y no es casualidad que el país esté de mal en peor: Silvia, la terrible Silvia, se ha comido todo lo que vale la pena comerse en este país; esto se está volviendo un club social con exclusividad para abogados y políticos: ya no se consigue carne de donde cortar. ¡La Silvia tiene un apetito voraz y carece de conciencia ecológica! Recientemente, ha hablado a los diarios de mudarse a Europa a continuar sus “estudios científicos”: no sabe que sé: no sabe que estoy tras ella: no sabe que en este mundo no hay lugar para los dos.

-W. Walton, hijo

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