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Ceshire

Mis poemas

EL DOLOR DEL MINOTAURIO

EL DOLOR DEL MINOTAURIO Si me buscas estaré
en los muslos de Diciembre
resguardando mi cabeza
de la ira de los dioses.
Yo sé, mi amor, que el invierno
es terrible pero pasa;
que el débil muere mil veces;
que la muerte es una mueca,
un mohín incomprendido
despuntando una promesa.
Lo sé y sin embargo la vida
cuando se apaga deja,
un efluvio de nostalgias,
una lluvia de tristezas.
¿Cómo ignorar lo que falta
si todo me recuerda a ella?
No, hoy no quiero tocar
las cuencas de tu sonrisa.
Déjame aquí, que los viernes
deben ser días de luto;
déjame aquí que los viernes
solían ser días de fiesta.

Algún día entenderás
el dolor del minotauro
que cuando se busca encuentra
a una bestia en su lugar.
Algún día entenderás
las miradas que se pierden
si se nublan un segundo
por observar el mar.
Si me buscas estaré
en los muslos de Diciembre
resguardando mi cabeza
de la ira de los dioses.

Discurso de Eva

Discurso de Eva Uno de los poemas más eróticos que he leído. Lo comparto.

DISCURSO DE EVA
Carilda Oliver Labra (Cuba)

Hoy te saludo brutalmente:
con un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?

Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: «mi vida»
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece en llama.

De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero,
no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.
Amor...
( ¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise decir que ya te odio. )
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?

Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...

Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.

Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Este es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Ya la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para sIempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.

Mago

Mago Conozco todos tus trucos
y aun así permanezco
no como humo y silencio
sino como carne, como hueso.
Tus artimañas no me pueden
como pueden a los otros.
He visto tras las cortinas
del teatro, la tramoya.
No creo en ti y sin embargo
si observas la galería
verás divertido el rostro
de una mujer constante.
¿De qué sirve la pasión
si se pasea desnuda?
¿Cuánto dura el erotismo
que enseña más que los muslos?

Tendrías que quitarte
por una vez la chistera.

Beso en pena

Beso en pena El beso que te negué
da caricias de alma en pena
a labios fríos, inertes, duros.
A lengua seca me pronuncia furibundo.

Mitómano del deseo
se hace eco de otros besos.
Sin descansar duerme al pie de mi boca.
Como Cloto hila, sarcástico, hila.

Ese beso que maté, ese beso no perdona.
Ignora a Laquesis y a Átropos.
Una brisa helada roza mis labios.
Te recuerdo, tiemblo.

Esclava

Esclava Puedo abrazarte y mentirte,
decirte que no pasa nada,
que tengo los ojos húmedos
pero mi alma está seca.
Que soy fuerte y las lágrimas
son confusión, no certeza.
Que este dolor sanará
y el amor no escapará
precipitándose
herida
abajo.

Cuando pase este dolor
y me convierta en el amo
del que escribió Hegel
¿Podrás mentirme tú?

De esdrújulos y escuchas

De esdrújulos y escuchas De esdrújulos y escuchas.
I

Poco sé de gramatica.
Poco, de complementos.
Poco, de puntos y comas.
Poco, de versos y métrica.
Sentir no acepta estéticas.
Tú, esdrújulo:
-¡Te saltaste una tilde, amor,
te saltaste una tilde!
(Y se me seca la tinta).

II

Yo te diré lo que buscas
pero antes escucha:
tu oído es oído,
no una extensión de tu boca.
Tu voz es voz
sólo cuando alguien la escucha.
Y el escucha, escucha,
sólo si tú lo escuchas.
Yo te diré lo que buscas
pero antes escucha:
“Escuchar no cuesta nada”.
(Y tú despistado: -¿Qué cosa?).

Ella

Ella Una mujer me hace grande.
No me riñe, no me prueba.
Como una excepcional báscula
su mirada blanca oscila
armoniza y crea balance.
Vive en todo lo que toco
como un espejo infinito
ella todo lo transforma.
La veo en la melena oscura
en la roja, en la cobriza.
En la mujer madura,
en la joven, en la niña.
Ella es la primera
pero también es la última
Su antiguedad me habla
del riso de lo evidente
del misterio de una rosa
de la edad de las secuoyas.

Una mujer me hace grande
siendo yo tan pequeña.

Irremediable

Irremediable Irremediable

Diré que traigo el gesto borrado
de tanto indagar el mar.
Que en las olas no hay respuestas
ni sirenas gitanas con bolas de cristal.
Que es mentira el oasis
y los desiertos son desiertos
porque en ellos no crecen
ni hierba ni manantiales.
Que la distancia es como el hongo
que alucina, que arrebata, que te miente.

Lo irremediable sería que tú me creyeras.

Hombre araña

Hombre araña Hombre que te apareces
en todos mis sueños
como un cruel artilugio
del críptico destino
y me dices al oído
las verdades más oscuras
aquellas que nadie
se atrevió a decirme.
¿Dónde estarás?
Hombre cruel, intocado
por el destemplado tiempo
que aunque pasen los años
yo te sueño idéntico
y te observo sonreír
como si no sucediera
que llevas un tercio de vida
acechando mis sueños.
¿Será que era verdad?
Hombre araña que burlas
mi talismán contra pesadillas
y me asalta tu mirada
de oscuro sopor.
Pudo más el orgullo
que cualquier sentimiento
pudo más y sin embargo:
¿De qué me sirvió?

Incierto

Incierto INCIERTO

No diré que te quiero
como se aman las cosas
verdaderas de esta tierra,
como amo el diluvio
que consume el silencio
de mis noches de estío,
la amapola evocadora
o la mar enardecida
sobre la arena caliente
de las playas de mi isla.

Tampoco diré que te amo
como quise aquellos hombres
que ocuparon mi memoria
con impresiones sensibles
y metáforas exactas
donde edifiqué sus nombres.
Decir si acaso que te quiero
como amo la corriente
que impele y se pierde
en la penúltima curva.

Como se ama lo ignoto
de una ciudad distinta,
la ensoñación tras el sueño,
la virtud tras el delito.
Eres un poco el hado
que siempre está y nunca llega;
también el secreto
que sobrevive inmáculo
tras la ventana del alma
como un tesoro oculto.

No, no diré que te quiero
como se aman las cosas
verdaderas de esta tierra.
Diré mejor que te quiero
como se ama el vacío,
la verdad y la palabra
o como se ansía aquello
para lo que no se alcanza.

Incierto

Incierto INCIERTO

No diré que te quiero
como se aman las cosas
verdaderas de esta tierra,
como amo el diluvio
que consume el silencio
de mis noches de estío,
la amapola evocadora
o la mar enardecida
sobre la arena caliente
de las playas de mi isla.

Tampoco diré que te amo
como quise aquellos hombres
que ocuparon mi memoria
con impresiones sensibles
y metáforas exactas
donde edifiqué sus nombres.
Decir si acaso que te quiero
como amo la corriente
que impele y se pierde
en la penúltima curva.

Como se ama lo ignoto
de una ciudad distinta,
la ensoñación tras el sueño,
la virtud tras el delito.
Eres un poco el hado
que siempre está y nunca llega;
también el secreto
que sobrevive inmáculo
tras la ventana del alma
como un tesoro oculto.

No, no diré que te quiero
como se aman las cosas
verdaderas de esta tierra.
Diré mejor que te quiero
como se ama el vacío,
la verdad y la palabra
o como se ansía aquello
para lo que no se alcanza.

REDENCION

REDENCION La redención
tiene tu rostro
y tu cuerpo
de enredadera
húmeda.

Tiene tus manos
y trepa
por mis rincones
sucios.

Como las palabras
de Neruda
que escalaron
a Matilde
en su poema cinco

La redención
tiene tus labios
de fuente.
-Eterno-
“Todo lo ocupas tú,
todo lo ocupas”.

Tiene tus ojos
de luz
que quema
y me sacude
la noche.

Tiene tus piernas
ebrias
que alucinan
mi dolor.

La redención
tiene tu nombre.
Y me haces el amor.

Goteándote
renazco.

ENTREPIERNA

ENTREPIERNA

En tu entrepierna,
un remanso de ternuras,
una cartografía íntima
deseos que nos forman
el esqueleto por dentro;
Orgasmos instantáneos
que saben y no dudan,
estrategias, mar y tierra,
eyaculaciones precoces,
dilatadas, perfectas;
silencios que son gemidos,
besos sin reminiscencias,
caricias que no temen;
la mansedumbre de dos cuerpos
lamiéndose las heridas
derramándose por dentro.

En tu entrepierna, dos;
Y sin embargo sólo uno.

AL FILO DE LAS CADERAS

AL FILO DE LAS CADERAS AL FILO DE LAS CADERAS

Trapecista del deseo,
el orgullo se tambalea,
al filo del hueso
de las caderas.

Sonánmbula

Sonánmbula “...las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas”.
Romance sonámbulo. Lorca.

El miedo oxida las yuntas
de mis balcones endebles.
Cavilo, sonámbula
me meso en los barandales
con la mirada mansa
y el corazón vacío
de aquella triste gitana
resumando sobre el agua.
La luna, flaca
para no henchir las aguas
con su reflejo aciago
de Narciso negro.
Mi alma quiere y espera
como si me faltase algo.
Detrás del riso del mar,
Sin embargo, solo agua.
De los enjutos barandales
se sostiene la esperanza
Que ya lo dijeron antes
Yo misma ya no soy yo
ni mi casa es ya mi casa.
El miedo oxida las yuntas
de mis balcones endebles.
Cavilo, sonámbula.

EN UN CIRCULO INFINITO

EN UN CIRCULO INFINITO En un círculo infinito,
sordomudos se retan,
balbucean el idioma,
reinventan las palabras,
se corrigen, plomizos:
Todos tienen la razón,
y ella no tiene a ninguno.

Deja vu de amantes

Deja vu de amantes Como siempre, llegas tarde.
Tan tarde que en la mudanza
casi olvido tu recuerdo,
los polvos en tu mirada
y el mar callado en tu aliento.
De no ser porque en tu ropa
reconocí aquel perfume
jamás habría imaginado
que eras tú aquella figura
desconocida pero eterna
escondida tras los ecos
indescifrables del sueño.
Te has perdido tantos años;
me he perdido tantos besos.
Nos hemos perdido ambos;
sin oportunidad de regreso.
Y lo sabes, y lo sé
mientras nos vemos de frente
húmedos por esas noches
que hoy jamás podrán ser días
Y nos miramos, cómplices,
besándonos en crisálida
aplazando caricias ya dadas
(vivos en otra dimensión).

HAMELIN

HAMELIN Por más que toco la flauta
la vida avanza hambrienta
Como una plaga de ratones.
Robert Browning nos mintió;
Soy el queso de las bestias
Y me pudro.
2001@

Onda

Onda Hay una onda que avanza
y se esconde entre la niebla
¿A dónde llegará?
Los años son como piedras
rebotando sobre el agua.
No sé si han sido veinte
O veinticinco o cuarenta
No sé si la turbulencia
que habita los siete espejos
es causa mía o de otro.
Los años son como piedras,
los compro al por mayor
en las tiendas de discos
bajo el titulo de Billboard.
Por las pupilas dilatadas
se me escapan: sé y no quiero.
En las nieblas del desvelo
se me asustan: Ignoro y quiero.
Los ángulos que me invento
para encallar ansiedades
se inclinan vertiginosamente
y amenazan con no ser.
He creído y he soñado,
he dudado y he dudado,
he perdido y he ganado,
y continúo dudando.
Los años son como piedras
rebotando sobre el agua.
No sé si han sido veinte
O veinticinco o cuarenta...